viernes, 11 de abril de 2008

Jueves de Feria de hace dos años. Hay comenzó todo


Fue el jugador que comenzó el camino hacia la gloria del Sevilla de dos años llenos de éxitos. Su gol aquel Jueves de Feria de hace dos años hizo que su leyenda se acrecentara cuando el destino nos arrebató a uno de los jugadores más carismáticos, queridos y prometedores de nuestra ciudad. Este día en el Real siempre estará comandado por el recuerdo a don Antonio José Puerta Pérez. Es el primer Jueves de Feria sin él y Manolo Jiménez, en la edición de hoy del diario Marca, ha querido recordarlo. Nos unimos al recuerdo y nuestro primer brindis desde este día será mirando al cielo: No resulta fácil encontrar las palabras adecuadas cuando se trata de recordar la figura del gran Antobio Puerta. Es un futbolista, una persona, por la que siento una especial predilección. Se cumple el primer Jueves de Feria sin él, se cumple el segundo aniversario del Jueves de Feria que cambió la historia del Sevilla y el destino de Puerta. Hablamos de un jugador que iba a ver desde pequeño al Sevilla de sus amores, que puso más ahínco que cualquier otro por convertirse en futbolista de primer nivel y Dios sabe que no lo digo porque haya fallecido. Aquel gol le sirvió de trampolín. Con aquel gol se le reconoció como deportista y futbolista de elite.

Era el alma y el espíritu del vestuario. Sin Antonio, el Sevilla Atlético ya no era el Sevilla Atlético. En muy poco tiempo se ganó el respeto y el cariño de todos sus compañeros en el primer equipo. Humanamente es el futbolista más importante que y he tenido en un vestuario, sin ninguna duda. Cuando le llamó Aragonés para la selección, nos llevamos todos una alegría inmensa. Era un premio a la constancia y al buen hacer. Era un hombre al ciento por ciento.

Aquel gol puede parecer que tuvo una pequeña dosis de fortuna. Fue un tiro con mucha intención, pero bien podía haber dado al palo o fuera por milímetros. Sin embargo, la realidad era que en los entrenamientos nos tenía muy acostumbrados a este tipo de disparos. Practicábamos esos remates en las sesiones de trabajo y lo hacía muy bien. Tenía una gran capacidad de golpeo y lo entrenábamos todo. El botepronto lo había ensayado muchos días. Esto sólo es una muestra de que todo lo que ha conseguido Puerta ha sido fruto del tesón y del trabajo constante. Nunca se cansa. Si le decíamos que tenía que mejorar el juego aéreo, se machacaba hasta conseguirlo... Aquel gol fue una gran alegría para mí, que le estaba viendo desde la grada. Me alegré por él, por todo lo que había trabajado.

La primera vez que Antonio Puerta jugó conmigo tenía 16 años y en el primer partido se rompió el menisco. Acabó el partido hundido, llorando... Le dije que estuviera tranquilo, que era muy buen futbolista y que tendría otra oportunidad. Su capacidad era tremenda. Nunca se sabe si hoy en día sería el lateral de la selección española, pero su ímpetu era impresionante. Recuerdo una anécdota que pasó un verano. Le quería el Xerez en Segunda A. Él apenas tenía 17 años y pensaba que debía irse. Decía que no veía claro seguir un año más en el filial. Le comenté que estaba convencido de que iba a jugar en el Sevilla, que era muy aprovechable y lo había hablado incluso con Joaquín Caparrós. Podría jugar en el lateral, en el extremo o en el medio tirado hacia dentro. Tenía una gran pegada.

Desgraciadamente ha sido muy poco lo que hemos podido disfrutar de Puerta, pero muy intenso. Su salida, demasiado joven, le convierte en un mito. Las personas que le queremos le echamos mucho de menos. Él era uno de mis hombres de confianza en el Sevilla Atlético y me encantaría poder tenerle hoy a mi lado. Tras las derrotas llegaba hundido al vestuario, con las medias caídas y ese andar tan característico. Pero en cuanto veía a sus compañeros era el primero que levantaba el ánimo. Lo hacía en el momento justo. Por las mañanas, cuando llegaba al vestuario antes de entrenar, era una fiesta. Animaba el cotarro en la caseta.

Como hombre de equipo era único. Nunca te pedía explicaciones, aceptaba los razonamientos incluso cuando apareció Capel y hubo que meterle más por el medio, lo aceptaba. Era muy polivalente. Siempre lo admitía por el bien del grupo, pensando en el vestuario. Tenía alma de capitán, era un capitán sin brazalete.

Todavía hoy me cuesta hablar de Antonio Puerta sin utilizar el presente. Pido disculpas si alguno se me ha escapado.

Carta de Manolo Jiménez, entrenador del Sevilla FC, en la edición del jueves 10 de abril en Marca

1 comentario:

Anónimo dijo...

Antonio Puerta, cada vez que se me pasa el Sevilla por la cabeza me acuerdo de él y de porqué la vida a veces es tan injusta con quién menos se lo merece, aunque consiguió lo que quería, ser inolvidable. Solo le falto aquel gol ante el Barcelona en la Supercopa de España...